El texto propone una lectura de la teoría de lo imaginario de Lucrecio en la línea de un materialismo de lo imaginario afín al de Spinoza y Althusser. Este materialismo defiende que lo imaginario implica un mecanismo específico que produce un efecto específico. En Lucrecio el modo de funcionamiento específico es la obsesión por imaginarnos mirando y el efecto que deriva de él es la creencia en un alma inmortal y separable.