Si [los átomos] no se desviaran así, todos caerían rectos,
Como gotas de lluvia, en el vacío sin fondo:
No se darían entre ellos ni encuentros ni choques;
Y la naturaleza no hubiera podido crear nada.
(Lucrecio, De rerum natura)

23.4.11

CONTRA LA ÉTICA, POR UNA IDEOLOGÍA DE LA IGUALDAD SOCIAL

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No hay práctica sino en y por una ideología. 
LOUIS ALTHUSSER
La fuerza no constituye derecho.
JEAN JACQUES ROUSSEAU

“Obediencia” es un vocablo repulsivo. “Libertad” suena a batir de alas y algarabía de fiesta. No obstante, plantear la acción desde la obediencia abre la posibilidad de preguntarse “¿Qué obedecemos?” y “¿Qué vamos a obedecer?”, mientras que plantearla desde la libertad moral supone admitir una sola forma de obediencia, la que se realiza a una instancia trascendental y en un sistema de desigualdad social. Si la ideología radical pretende ser algo más que bonitas palabras, buenas intenciones o un despiste generalizado, tiene que poner los pies en el suelo. ¿De qué nos sirve ser “moralmente libres” si nos lleva a obedecer los imperativos de un sistema de desigualdad social que nos reclama para producirlo constantemente? ¿De qué nos sirve ser “moralmente libres” si podemos serlo socialmente?
Ahora bien, no sólo la desigualdad, la liberación también precisa ser construida y reconstruida a diario. Nocae del cielo. No se sostiene si no la sostenemos y la hacemos avanzar. Y para construir la liberación hay igualmente que obedecer. Por supuesto una y otra obediencia no pueden ser idénticas, más bien serán tan opuestas como el agua y el fuego y, sin embargo, que nadie se haga ilusiones, ambas son obediencias.